Creemos que el sindicalismo que solo actúa en el ámbito nacional no tiene futuro. La globalización de la economía nos obliga a todos los agentes económicos y sociales a pensar y a actuar con una visión estratégica, más allá de las fronteras.
Los derechos laborales que se han conseguido aquí no se podrán mantener si no nos involucramos en un movimiento sindical internacional que pase a ser un contrapoder decisivo, luchando de manera concertada contra las desigualdades crecientes en el mundo. La consolidación de este proceso de unidad sindical tiene hoy como máxima expresión la CSI (Confederación Sindical Internacional).
La unidad sindical requiere que los sindicatos del Norte acompañen el desarrollo del sindicalismo del Sur. Si se hace bien, esta cooperación tiene un importantísimo valor añadido porque los sindicatos son organizaciones representativas y pueden convertirse en agentes de desarrollo local. Mejorando las condiciones estrictamente laborales y económicas, pero también exigiendo a los gobiernos una distribución más justa de los recursos, servicios públicos de calidad, mejor cobertura de la seguridad social, políticas de igualdad de género, reformas fiscales progresistas, políticas medioambientales sostenibles.
No debemos olvidar que el PIB de un país puede crecer, pero si no hay un sistema democrático y una sociedad civil fuerte que velen por una redistribución justa de los recursos, la mayor parte de la población no se beneficiará. Sin democracia y respeto a los derechos humanos, laborales y sindicales no habrá un desarrollo sostenible.
La cooperación sindical da apoyo a:
- La formación de cuadros
- Cursos de formación profesional
- La organización de trabajadores asalariados y trabajadores de la economía informal
- La consolidación de plataformas sindicales regionales
Siempre respetando las realidades sociales y culturales de cada país y viviendo la cooperación más como un intercambio de experiencias que no como una acción unilateral.